Mi lista de blogs

jueves, 2 de julio de 2015

Cómo viajar a Turquía con un niño (y cómo voy a echar de menos no ir este año)

Este es el segundo año que no voy de vacaciones a Turquía desde el año 2007. Hace dos años no pudo ser porque acababa de dar a luz a mi hija y era una verdadera locura. Fue duro no salir de la ciudad y eché mucho de menos estar en Turquía, pero era lo que tenía que hacer. El año pasado nos liamos la manta a la cabeza y como mis suegros no conocían a la niña, y además no parecía que iban a hacer el "esfuerzo" de venir a verla a España, decidimos ir nosotros por una parte para presentarla a la familia y por otra por puro egoísmo, ya que echábamos de menos esas tierras y unas vacaciones sin enclaustramiento. Pero viajar con un niño no es nada fácil, a no ser que sea muy tranquilo, y el viaje se puede convertir en un verdadero infierno. Yo fui optimista y le eché valor al asunto y comenzamos bien. Yo, que soy muy prevenida, lo preparé todo para cualquier imprevisto. La peque se portó de maravilla hasta Estambul (más de tres horas de avión), en el aeropuerto Atatürk un poco peor (ya iba cansada) y la hora de vuelo hasta Izmir fue eternaaaaaaa porque ya estaba exhausta y nosotros también. Ya lloraba por cualquier cosa y no se podía dormir a pesar de ser tarde. Encima aún nos quedaba una hora y media más en coche. Por suerte (o no) ese último viaje lo hizo dormida en su sillita maxicosi pero al llegar a destino se desveló y tardó como dos horas en dormirse otra vez, y nosotros a punto de darnos algo. Yo quería hacer noche en Estambul tanto a la ida como a la vuelta a España pero a mi marido le entró la prisa y dijo que la ida del tirón. ¡Bastante bien nos salió la jugada!.
La vuelta a España fue otra historia. Hasta Izmir en coche bien, al igual que el avión hasta Estambul, pero a pesar de que estuvimos tres noches en Estambul el vuelo de vuelta a España fue horrible. A mi se me taponaron los oídos y ella no dejaba de llorar, posiblemente por lo mismo. Intentábamos darle algo de beber o comer para que al masticar o tragar se abriese la trompa de Eustaquio y se airease el oído medio y así evitar esa sensación pero ella se negaba. Estuvo como 15 minutos llorando que nos parecieron mil horas. No sabíamos que le pasaba realmente y por tanto qué hacer. Aún describiéndolo hoy me va el corazón a mil porque fue un rato malísimo. Para colmo algunos pasajeros en vez de tener empatía (yo estaba casi llorando de agobio) empezaron a protestar como si lo hiciéramos a propósito. Nunca olvidaré la cara de asco y desprecio de un tipo extranjero (claramente no era ni español ni turco) que estaba al otro lado del pasillo, aquello se me quedó grabado y aún más el cachete que le di en el culo (con pañal) a mi niña linda, ¡Pobrecita!, encima que estaba pocha su mamá le da en el culo incitada por aquel hombre asqueroso. Nunca me lo perdonaré en la vida, aunque no le doliese, pero fue injusto. Aún más me dolió cuando casi terminando el vuelo nos dimos cuenta de que nuestro angelito tenía fiebre. Me sentí la peor madre del mundo, súper culpable porque pensé que todo aquello era por el carácter terco y rebelde de mi niña cuando en realidad era que estaba incubando una infección. Lo pasamos tan tan tan mal que cuando llegamos a tierra mi marido decía que el año que viene no volveríamos a ir a Turquía, ni a otro sitio lejano, por nuestra hija y por nosotros. Y es que el sitio de vacaciones no es lo mismo cuando viajas solo y sin ataduras que con la responsabilidad que un pequeño acarrea. Nosotros eso ya lo sabíamos y éramos conscientes de ello pero no ves lo durísimo que es hasta que lo vives. No pudimos ir a la playa tantas veces como queríamos porque el sol pegaba muy fuerte incluso a primeras horas de la mañana y de la tarde y teníamos por la blanquita piel de nuestra peque. Tampoco pudimos visitar lugares a los que queríamos ir porque sería difícil con ella. Total, que fue un quiero y no puedo.
Así que este año, conociendo el carácter de nuestro cachorrillo y pensando en el año pasado, hemos decidido no ir a Turquía y quedarnos en España. Por otro lado viajar tres personas es harto caro en Agosto aún comprando los billetes con antelación. Mis suegros no han entendido muy bien nuestro motivo para no ir, que también incluye el hastío de la monotonía (demasiados veranos haciendo lo mismo), ya que han visto a su nieta poco tiempo y no ha catado de primera mano su carácter aventurero, arriesgado e incansable; si le quitas el ojo un segundo estás perdido. El año que viene si Dios/Allah quiere iremos porque ya tendrá 3 años y podrá haber mas diálogo, entretenerse en el avión coloreando o con una peli y tal vez (ojalá) sea un poco más fácil.
En las próximas entradas os contaré cómo nos organizamos el viaje: billetes, maleta, asiento, comidas, pañales, etc.

No hay comentarios: