En esa lista escribía bien grande la que sigue siendo mi flor favorita junto con el jazmín, la buganvilla y la dama de noche: el tulipán. Es una flor que me gusta muchísimo por lo fuerte y débil que parece al mismo tiempo, por sus inumerables colores y por su soledad cuando sale del bulbo. Desgraciadamente no se me da muy bien eso de la jardinería y siempre que he plantado bulbos de tulipán han terminado muriendo o dormiditos bajo tierra. Una asignatura pendiente más que pienso llevar a cabo, y será dentro de poco porque de Septiembre a Diciembre es la época de plantarlos.
En turco tulipán se dice "lale", un nombre que les gusta mucho a los turcos porque les recuerda a la pronunciación de "Allah". En Europa al "lale" se le conoce como tulipán porque según se dice un diplomático flamenco llamado Ogier de Busbecq visitó a mitad del siglo XXVI la corte de Süleyman el Grande y quedó maravillado por una flor que jamás había visto y de una gran belleza que un hombre llevaba encima de su turbante. El diplomático le preguntó como se llamaba aquella flor, y al tener idiomas tan diferentes, el turco entendió que se refería al turbante y le dijo que se llamaba "tülbent". Yo no estoy muy de acuerdo con la historia porque "tülbent" no significa turbante (que en realidad se dice "türban") sino tarlatana o estopilla, que es un tipo de tejido del que no creo que se hicieran los turbantes (quedarían demasiado tiesos). Pero, ¿quién soy yo para dudar de la historia?.
Según parece Ogier de Busbecq estaba tan maravillado con aquellas flores que le mandó numerosos bulbos a su amigo el botánico Carolus Clusius de la Universidad de Leiden, otros dicen que fue el mismo Clusius el que llevó los bulbos a Holanda. Pero este botánico estaba tan obsesionado y era tan avaro que no quería compartir facilmente esas flores con nadie. Pedía por ellas mucho dinero, tanto que la gente no se podía permitir semejante gasto. Una noche, y sabiendo el gran valor de esta flores, varios individuos entraron en el jardín y le robaron los bulbos. Clusius se disgustó tantísimo que decidió no vover a cultivar tulipanes nunca más. Desde aquel momento el cultivo de tulipanes se extendió por toda Holanda llegando incluso a llamarse "Tulipanomanía", pero seguía siendo un objeto de lujo y sólo personas con gran poder adquisitivo podían permitirse tener tulipanes en su jardín. Había bulbos de tulipán tan caros que con la misma cantidad de florines que se pagaba por él otro podía comprarse una buena casa en uno de los canales de Amsterdam. A veces incluso se utilizaba el tulipán como moneda de cambio. Es sorprendente que la mayoría se fiaba de que aquel bulbo era realmente de tulipán porque realmente no se sabía si era de esa especie hasta que no se plantaba. Evidentemente había muchos expertos en el tema que sabían distinguir uno verdadero de uno falso. Todo aquello podía decirse que era una verdadera "mafía" comercial. En 1936 las autoridades decidieron acabar con todo aquello y fijar en 50 florines le precio de un bulbo. Esto hizo que muchos comerciantes tuvieran que cerrar sus tiendas o abandonar ese negocio.
A mí a veces la historia me parece muy curiosa e interesante.
Fuentes:
http://www.aturquia.com/tradiciones/tulipan.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Carolus_Clusius
http://en.wikipedia.org/wiki/Ogier_Ghiselin_de_Busbecq